miércoles, 20 de noviembre de 2013

EXAMEN VISUAL EN NIÑOS




El mundo de los niños es esencialmente visual, cerca de un 80 por ciento de sus sensaciones son percibidas de esta forma. Una visión nítida desde estas tempranas etapas es necesaria para el desarrollo adecuado de la visión y el desarrollo cognoscitivo del niño.

 


El PRIMER EXAMEN VISUAL

Aunque nos parezca extraño no hay una edad determinada para examinar los ojos de los niños, y nunca es demasiado pronto para dicho examen.

Debe tenerse en cuenta que es muy difícil de detectar si un niño de corta edad presenta dificultades con la visión, y que Los padres generalmente no lo notan sino hasta cuando sus hijos empiezan a caminar. Sumado a todo esto es el hecho que un bebe o un niño pequeño no lo puede manifestar tampoco.

Hasta los niños más grandecitos tienen dificultad en diferenciar lo nítido y lo borroso. Y los padres casi siempre solo lo notaran si la agudeza del niño se ve reducida en un 60% o más.

Los primeros diez años de edad, son fundamentales para el desarrollo de la visión y la binocularidad  y es requisito primordial que las imágenes de los dos ojos se formen nítidamente en la retina.

Por esto es fácil de comprender que  cuanto antes se corrija la deficiencia en los niños  independientemente de la edad, mejor y más eficaz será su resultado. Al igual que aprender a caminar y hablar, los bebés y los niños pequeños aprenden a ver a través de la práctica constante. Solo que con la visión esto ocurre mucho antes, ya que nuestros pequeños comienzan su experiencia visual la primera vez que abren los ojos después de nacer.

 

Por eso los niños deberían tener su primer examen visual en sus primeros días o años de vida, dependiendo de sus  circunstancias particulares. Corregir los problemas de visión de forma temprana, cuando el ojo todavía no está formado por completo, es más efectivo que hacerlo más tarde. Y  todavía hay más: determinadas deficiencias que no pueden corregirse después pueden minimizarse, o incluso evitarse totalmente, si se detectan y se tratan temprano.

 

 Para los bebés y los niños pequeños, se practican exámenes utilizando gotas oftálmicas que neutralizan la capacidad de enfoque del ojo (acomodación) para luego practicar la medición del estado refractivo del mismo.. Esto permite al doctor localizar con exactitud cualquier posible deficiencia visual. Se pueden prescribir anteojos o incluso lentes de contacto y adaptarlos para los bebés  y los niños pequeños, y actualmente existen monturas especiales y lentes hasta para los rostros más pequeños.

 
 

Después de esto, los padres deberían examinar regularmente la visión de sus hijos, idealmente, una vez al año. Se recomienda observar a la vez los ojos de los niños y su comportamiento visual. Se debería consultar al Oftalmólogo si se detectan cambios, como desviación de los ojos (Estrabismo), pupilas con un reflejo blanco(cataratas), frotamiento constante de los ojos, falta de contacto visual, parpadeo frecuente, y entre niños en edad escolar, sostener los cuadernos o los libros muy cerca cuando leen o escriben y dificultad para copiar correctamente en el tablero o acercarse demasiado a la pantalla del televisor. Recuerde que a todo niño con un deficiente desempeño escolar  y aquellos que se distraen fácil en clase se le debe descartar una deficiencia visual antes que considerar un trastorno del aprendizaje.

LA ELECCION DEL OFTALMOLOGO

Al igual que la elección del pediatra, el Oftalmólogo debería escogerse con cuidado. Tenga siempre en cuenta el trato amistoso con los niños del médico y la experiencia que tienen con ellos. No existe nada peor que ver a su hijo incómodo o con miedo a causa de su examinador. Los lentes nunca se deben ofrecer a los niños como algo negativo o como una carga. Por el contrario, haga hincapié en que los lentes son un accesorio estupendo. Pueden resultar mágicos: de repente, podrá ver cosas realmente pequeñas. Refuércele lo bien que se ve y  los beneficios que conllevan el usar sus anteojos.

Además de tener un trato amistoso y fluido con los niños, la experiencia del especialista es obviamente un factor decisivo. Asegúrese de que primero se realice una evaluación  oftalmológica completa. Como sucede con los adultos, el especialista deberá hablar en concreto con usted y con su niño sobre aquellas situaciones en que se presentan los problemas de visión, las situaciones en las que el necesitaría lentes. Cuanto más explícitos sean usted y su hijo sobre estos temas, mejor será la selección y el ajuste de la ayuda visual.

El Oftalmólogo, en particular, deberá estar preparado para tener tiempo y paciencia a la hora de consultarles. Escuche las preferencias de su hijo a la hora de escoger las monturas. Evite el tener que obligarlo, lo mejor es que el niño acepte las lentes y las ponga él mismo.

Solicite información detallada sobre  otras opciones para los lentes formulados, como lentes resistentes a la ruptura, protección anti rayas o un tratamiento antirreflejo. Estas consideraciones adicionales no encarecen tanto el precio y pueden aumentar la duración de las mismas y proteger su inversión mejorando también la experiencia visual de su hijo. Busque también una montura que sea segura para los niños con materiales que no sean frágiles o peligrosos y que resistan el maltrato. Así mismo enséñeles los cuidados que deben tener con las mismas, como son la limpieza, y la forma adecuada  de uso.
 

 

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